viernes, 4 de marzo de 2011

Baffoe: "Solo hay una raza, la humana"

Anthony Baffoe, ex internacional ghanés nacido en Alemania, pertenece a la generación que ayudó a cambiar la percepción de los jugadores de raza negra en la Bundesliga. Habló con la FIFA de sus experiencias con el racismo, el Mundial en África y la continua lucha contra la discriminación.

¿Qué es la discriminación para usted?
La discriminación está muy relacionada con la ignorancia y el rechazo. Yo la sentí en carne propia de niño, en Alemania. Actualmente, en 2011, han mejorado muchas cosas, pero todavía queda mucho camino por recorrer hasta que podamos decir que solo hay una raza, la raza humana. El mundo está cambiando paso a paso, y cuando todos seamos iguales podremos hablar de una naturaleza humana.

¿Puede explicarnos cómo esos primeros casos de discriminación en su vida cambiaron su forma de ser, o cómo le afectaron?
Yo nací en 1965, y en los años 70 y 80, y quizás también entrados los 90, si uno tenía un aspecto algo distinto la gente se quedaba mirando. Ahora, si la piel de uno es de otro color o tiene un aspecto diferente, ya no se le mira como antes. El mundo ha crecido. Recuerdo que, después de la serie de televisión Raíces, la gente nos llamaba “Kunta Kinte” o “Shaka Zulú”, y nos miraba por encima del hombro. Pero mi arma siempre fue el idioma. Yo hablo varias lenguas con soltura, incluido el alemán, así que sabía defenderme.

Cuando se hizo futbolista, ¿esa discriminación le impulsó a querer demostrar a esas personas que se equivocaban?
Esa palabra, “demostrar”, que usted menciona es muy importante, y destacar como deportista también me ayudó a superar barreras. Pero al jugar en otros pueblos con el club del sitio donde me crié, Bad Godesberg, muchas veces me tiraban plátanos o imitaban el ruido de un mono dentro del propio estadio. No había muchos jugadores negros, así que fue una época difícil, aunque la superamos.
¿Había otros futbolistas negros por aquel entonces en la Bundesliga? ¿Eso sirvió de ayuda?
Sí, uno de los primeros fue Ibrahim Sunday, allá por los años 70. Y Julio Baylon, luego Tony Yeboah y otros en los 80, pero yo fui uno de los primeros jugadores negros que llegó a ser reconocido. Recuerdo muy bien, creo que fue en 1991, que Tony Yeboah, Souleymane Sane y yo escribimos una carta abierta acerca del racismo a propósito para el Bild Zeitung. Y a partir de entonces hubo algunos cambios: se veían banderas a nuestro favor, los hinchas empezaron a pronunciarse contra el racismo, y en general las cosas comenzaron a ir mejor.

¿Cree que esa es la clave, plantar cara a la discriminación?
Sin duda alguna. Y yo diría que, en mi caso, fue importante tener esas habilidades lingüísticas, así que aunque fuese un rebelde era por una buena causa. Y también estar orgulloso de mi procedencia, de mis orígenes y mi color, y no tenía miedo de mostrárselo a quienes me rodeaban. Y, por ejemplo, cuando Samuel Eto'o sufrió insultos en España y quiso abandonar el terreno de juego, con eso envió una señal muy importante a todo el mundo. Creo que pudo haberse hecho un trabajo mayor con él fuera del campo después de ese suceso, para solidarizarnos.

¿Y qué nos dice del papel del fútbol en la lucha contra la discriminación, contra esas ideas?
La FIFA ha hecho un buen trabajo en la promoción de las Jornadas contra la Discriminación, y también al darle una gran importancia en los Mundiales. Hay muy buenas ideas, y un buen número de jugadores que ejercen de embajadores. Y también otros grupos, como la red FARE [siglas en inglés de Fútbol contra el Racismo en Europa], Kick-Out Racism [‘Eliminemos el racismo’] o FIFPro, la organización internacional de futbolistas. Hay muchos jugadores de renombre, no solo futbolistas negros, sino europeos, blancos, que también apoyan la causa contra el racismo, y eso es una señal muy positiva. No obstante, pienso que no tenemos suficientes entrenadores negros, así que debemos seguir trabajando para que haya cambios.

Usted jugó por todo el mundo, en sitios distintos. ¿Es importante que las personas de distintas procedencias aprovechen esas oportunidades?
Como siempre, tengo que remitirme a la barrera idiomática. Muchos jugadores que iban al extranjero no entendían lo que la gente decía sobre ellos, esto ocurrió con algunos futbolistas negros en Alemania al principio. Había personas que se burlaban de ellos, y todos se reían, pero ellos no lo comprendían. Hacer chistes sobre los orígenes y el color de alguien es inaceptable, y esas eran las cosas contra las que yo luchaba, porque no podía soportarlas. Creo que es importante que los jugadores negros se defiendan contra todo esto, y que no esperen que los blancos lo arreglen. No se trata solo del racismo, de negros y blancos, sino que también es algo étnico, como pasa en Ghana. Todo esto debe parar. El mundo se está volviendo global, y yo me alegro mucho.

Se habló del año pasado como “el año de África” en lo que respecta al fútbol, y Sudáfrica era el centro de todas las miradas por la Copa Mundial de la FIFA. ¿Qué conclusiones ha extraído usted de aquella competición? ¿Considera que cambió el punto de vista que el mundo tenía sobre el continente?
Al anunciarse que había ganado la candidatura de África, mucha gente se mostró escéptica. Cuando la selección togolesa sufrió aquel incidente violento [en la Copa Africana de Naciones, en Angola], decían: “Nunca podrán organizar el Mundial en Sudáfrica”. Pero esos dos países ni siquiera comparten frontera, ¿qué tienen que ver el uno con el otro? Y cuando se produjeron los atentados con bombas en España y en Londres, nadie dijo nada parecido, no se propuso quitarle los Juegos Olímpicos a Grecia, ni nada por el estilo. Pero, a pesar de todo el escepticismo, demostramos a todo el planeta que podemos hacerlo. En Sudáfrica 2010, el lema era “Ke Nako”, que significa ‘Es la hora’. Y era cierto, era nuestra hora. Estoy muy contento de cómo salió todo, y doy gracias a Dios por que hayamos demostrado que el mundo se equivocaba.

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