sábado, 19 de febrero de 2011

Bilardo recuerda su paso por Libia

[Vía Infobae.com] Carlos Salvador Bilardo pasó a la historia grande del deporte como campeón de la Copa del Mundo de 1986. Diego Maradona nunca rindió tanto como en aquel torneo de México, cuando el Narigón conducía a la albiceleste con su impronta obsesiva. Amado u odiado, Bilardo es siempre escuchado en la Argentina, donde todo el mundo sabe que viene alguna historia jugosa cuando él abre la boca.

La pelota es su razón de ser y siempre se mantuvo ligado a ella, incluso cuando tuvo que viajar miles de kilómetros para dirigir. Tal vez su fugaz paso por la conducción técnica de la selección de Libia, en el año 2000, sea el ítem menos recordado de su extensa carrera.

Pero él se acuerda bien, como lo demuestra en una columna que escribió para el diario Perfil de Buenos Aires. En medio de las protestas que por primera vez estallan contra el opresivo régimen de Muammar Khadafi en Libia, Bilardo evoca con admiración su "personalidad avasallante, su autoridad que silenciaba a 200 personas". Describe al dictador como "un hombre de pocas palabras, respetuoso, pero de escasas expresiones".

En esos días, "yo lo veía muy fuerte, con el poder que le daba 1,5 millón de barriles de petróleo". Bilardo se anima a la incorrección política: "La gente lo quería; al menos es lo que yo percibí entonces. Estaban contentos". Y revela su relación cercana con Khadafi: "Cuando la selección descansaba, yo aprovechaba para escaparme a conocer África. Llamaba por teléfono y tenía un avión de Khadafi esperándome (...) En dos ocasiones, me invitó a participar de cumbres con líderes africanos".

Su recuerdo de Al-Saadi Khadafi, hijo del presidente, es casi cariñoso. Cuando lo llamó para ofrecerle el cargo de DT, le dijo: "Si se decide, ya tiene dos pasajes en Swiss Air, sólo tiene que confirmarlos". Juntos frecuentaron Londres, España e Italia, donde "íbamos a ver los partidos, porque son muy fanáticos del fútbol; son de enojarse, como los argentinos".

Bilardo pone su sello al texto con una anécdota final. "Yo arribé en un momento complicado, por el juicio contra los responsables del atentado de Lockerbie y no era sencillo viajar de Libia al mundo. Todavía me acuerdo la cara del funcionario de migraciones de los EEUU cuando aterricé al año siguiente y le entregué mi pasaporte. 'Pero, señor, ¿cómo es que tiene 12 ingresos diferentes a Libia?' Entonces me acordé que había sellos cada vez que viajaba de Costa de Marfil a Libia, de Sudáfrica a Libia, del Congo a Libia, siempre de regreso a Libia. Se quedó mirándome, sin palabras. No sé si me creyó que era el DT de la selección".

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